Folklore

La Virgen de Nava

El domingo antes a San Antonio, a mediados de Junio, se celebran las Fiestas Patronales de la Virgen de Nava, teniendo su origen en el siglo XVII. Es muy popular en la comarca y declarada de Interés turístico Nacional. Sus célebres danzantes, ocho niños ataviados con sombreros de flores, bailan con “palotes” al son de la dulzaina.

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A partir del mes de Enero ya se empiezan a sentir, en el pueblo de Fuentelcésped, los preparativos de sus fiestas. Los mayordomos de la Virgen de Nava escogen a las personas que han de participar en los distintos actos de la fiesta como “zarragón”, “danzantes” y “angelitos”.

Los 8 danzantes son niños/as con edades comprendidas entre 9 y 14 años; buscando más la armonía entre el niño y el traje, que la ejecución correcta del baile. De los 8 danzantes, 4 van a ser guías del resto de sus compañeros, colocándose en las cuatro esquinas de la formación.

Quince días antes de la celebración, se preparan las típicas rosquillas “de cañada”(rellenas de miel, chocolate y piñones) que adornarán el ramo que un devoto dona a la Virgen para su posterior sorteo. Y el domingo anterior a la festividad, en el Ayuntamiento se sortean las cuadrillas que han de llevar a los Santos y a la carroza de la Virgen.

SAN ANTONIO O “LA TRAÍDA”

La víspera de San Antonio, hasta comienzos de los años setenta, era la fecha en la que se celebraba “la traída”. En la actualidad, se celebra el fin de semana más próximo al 13 de Junio.

“La traída”, que se viene realizando desde 1760, consiste en transportar a la virgen desde su ermita (situada a 2 km del pueblo) hasta la iglesia parroquial, donde permanece hasta la festividad de San Juan, fecha de “la llevada” o devolución de la imagen a su ermita (aproximadamente 2 semanas después de “la traída”).

Tradicionalmente, el día de “la traída” los músicos esperaban en la plaza la llegada del “zarragón”, que les acompañaba a buscar a los danzantes a sus casas; quienes, tocando las castañuelas o “pitos” al son de pasacalles, iban hasta la casa del cura donde les esperaba éste y la comitiva municipal, para ir en busca de la Virgen.

Allí se colocaban los danzantes en dos filas de a cuatro, con los “guías” en las esquinas y el “zarragón” en el centro, dando la cara a los ediles municipales para, al son de la jota segoviana, ir bailando hasta llegar a la ermita.

Otra nota vistosa de la fiesta la constituye la figura de los “angelitos”; niños de 3 o 4 años con la misión de adornar la carroza de la Virgen simulando, agarrados de cintas, tirar de ella.



SAN JUAN O “LA LLEVADA”

En “la llevada” la Virgen retorna a su ermita siguiendo el ritual ya descrito para la fiesta de la “traída”, finalizando con una merienda campestre en la pradera de la ermita. Al caer la noche con el cántico de la Salve y la despedida “Adiós Virgen María”, se hacen votos para volver el año siguiente. Durante su estancia en la parroquia, todos los días hay eucaristía y rosario cantado por las calles del pueblo, sacando los estandartes y faroles de la ermita y la iglesia al mismo tiempo. También, todos los días despiden a su patrona con la Salve cantada.